19 de agosto de 2014

HASTA SIEMPRE, MAESTRO

Se nos hace difícil escribir estas líneas, en un momento que parece que la vida pasa como un relámpago. Hace unos días, horas, le vimos, estaba animado, se veía a ese hombre inquieto, deseando vivir, y anoche recibes una llamada para decirte que todo se ha acabado. Ha sido un mazazo, un golpe, sin duda alguna, del que uno tardará en reponerse.

Y es que Valeriano, nuestro sempiterno presidente, nuestro socio número uno, se nos ha ido. Lo ha hecho como siempre ha sido él, tranquilo, sereno, en silencio. Y es que esa maldita, esa cruel enfermedad que nos negamos a nombrar se ha llevado a un hombre que se encontraba en la plenitud de la vida, cuando más se merecía disfrutar de su existencia.

Todos los años dedicados a la enseñanza, al magisterio, a guiar por la vida a sus alumnos, habían dado paso al retiro, al descanso merecido, a ver la vida con otros ojos, a marcarse otros planteamientos, a empezar a disfrutar.

Pero no ha podido ser, y es que nos deja la referencia, el hombre en el que todos nos miramos, al que todos acudíamos para oírle, para escucharle, para ser partícipes de sus historias, de sus andanzas. Desde hoy, que nos ha dejado físicamente, se convertirá en nuestra referencia, en nuestra imagen.

Siempre recordaremos a Valeriano como un hombre sencillo, calmado, que gustaba de estar con sus amigos, de ayudar, enfundado en ese cuerpo menudo, pero que atesoraba grandes gestas, que hasta el final de sus días estaba en los caminos, corriendo, bregando con su cuerpo, marcándose nuevos objetivos, demostrando que cruzar la meta era lo importante, que el éxito se encontraba marcado en ese instante, que lo demás es momentáneo.


Los que empezamos en este mundo del atletismo popular nos encontramos con él, y con él compartimos los primeros entrenamientos, las primeras carreras, las primeras alegrías y, también, las primeras decepciones. El nos inculcó las ganas por este deporte, nos animó a participar, y ahora, gracias a él, por su culpa, seguimos enganchados a esta filosofía de vida.

No podemos olvidarnos en estos durísimos momentos, en el que los dedos, la mente, el corazón, pelean por querer expresar tantas cosas a la vez, de su esposa, de su compañera, Marisa, que siempre estuvo ahí a su lado, compartiendo sus desafíos deportivos, esperando en la línea de meta, y que ahora tendrá que afrontar, sin duda alguna, su maratón más importante, avanzar por la vida sin su presencia física. Y también queremos dar un abrazo muy fuerte, de corazón, a sus hijos, Jorge y Patricia, que le tendrán como referencia en su devenir por la vida.


Ahora, cuando estemos entrenando, cuando estemos compitiendo, cuando lleguen esos metros, esos kilómetros que se hacen duros, que se atragantan, cuando notemos que la respiración no llega a darnos el impulso que necesitamos, ahí notaremos ese empujón, esa fuerza que nos mandará nuestro gran amigo y compañero Valeriano, porque desde hoy ya no correremos solos, siempre estaremos acompañados, y siempre estaremos al lado del mejor, de quien se ha convertido por derecho propio, para nosotros, en nuestra referencia, en leyenda, D. VALERIANO LOMBARDIA ANDRES.

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