El fin de semana del 13 al 15 de abril, acompañé, porque así me lo pidió, a mi amigo, el atleta moralo MIGUEL ANGEL GAMONAL, a la ciudad holandesa de Rotterdam, donde iba a tomar parte en la prueba de Maratón, con la intención de conseguir la mínima solicitada para poder participar en los Juegos Olímpicos de este verano que se desarrollarán en Londres.
Era su sueño, y decidió que yo fuese su compañero de viaje, como representante, lo que sin duda, para mí fue, y será, siempre un gran orgullo.
Nos embarcamos en el avión, en la mañana del viernes, con toda la ilusión y la confianza en el trabajo bien hecho, a pesar de todos los problemas surgidos desde que obtuviera la medalla de bronce en el Campeonato de España. Llegamos al aeropuerto de Amsterdam, y allí nos esperaba un vehículo de la organización, que nos trasladó al hotel, en la ciudad de Rotterdam. En el hotel, lo primero fue la identificación y la confección de las acreditaciones, con las que podríamos tener entrada libre a todas las instalaciones puestas a disposición de los atletas de élite y sus acompañantes. Realizamos una visita, y pudimos ser testigos de cómo la organización se volcó con todos los atletas invitados, y los servicios puestos a su disposición, para que no les faltase nada, ni se tuvieran que preocupar por ningún motivo.
Fuimos los primeros en llegar, y después empezaron a llegar los restantes maratonianos españoles que iban a participar en esta prueba, Nacho Cáceres, Carlos Castillejo y María José Pueyo, una chica muy simpática, por cierto.
Ya por la tarde, nos acercamos a ver la Feria del Corredor montada para la ocasión, la cual no se puede comparar a las que se montan en España, ya que en Madrid y Barcelona hay mucha más calidad. Después, cena con los demás atletas españoles, en un gran clima de camaradería.
El sábado, Miguel hizo un rodaje corto, para activar las piernas de cara a la prueba del domingo, verdadero objetivo. Esa tarde, tras la comida, por parte de la organización se ofreció una conferencia para todos los grandes corredores que había, donde se daba todo tipo de información relativa al circuito, a los avituallamientos, liebres, y demás detalles de importancia.
Tras la cena, dDecidí salir a darme un paseo con María José Pueyo y sus acompañantes, pero nos tuvimos que dar la vuelta, porque la temperatura era baja, y, además, el aire empezó a soplar con fuerza.
El domingo, la salida de la maratón se había fijado a las ¡¡10’30 HORAS!!, igualito que aquí en España, pero los profesionales se levantaron a las siete para desayunar, y a las ocho, ya estaban montando en el autobús que los llevaba a la zona de salida y meta de la carrera, que estaba a unos dos kilómetros del hotel. Pero allí, no eran soltados sin más, sino que habían puesto a su disposición unas instalaciones, con camas, mantas, frutas y bebidas, para que se relajasen y estuvieran descansando, antes de enfrentarse a la dura batalla.
A eso de las nueve y media Miguel Angel decidió salir a dar los primeros trotes, y surgieron los problemas, tenía calambres en ambas piernas, y empezó la preocupación. Pero, afortunadamente, poco a poco a fueron desapareciendo, y ya estaba preparado para la guerra.
Empezó la carrera, y Miguel, se metió en un grupo del que tiraba Carlos Castillejo, liebre de Nacho Cáceres, y que pasaron el Medio Maratón en 1:05, a ese ritmo, el objetivo de bajar de 2:12, parecía factible, pero Miguel pensó que era demasiado rápido, y decidió descolgarse un poco, por lo que Nacho se marchó.
Aquí empezó la verdadera maratón para Miguel, diez intensos kilómetros contra el aire, solo, sin nadie que tirase de él, dándole de cara, entorpeciendo su marcha, y poco a poco, parecía que el objetivo se iba esfumando, pero aún así tenía confianza en que lo pudiese conseguir.
En el kilómetro 40, llegó un Miguel Gamonal totalmente roto, pero que aún así seguía peleando cada metro, cada segundo, me desgañitaba animándole, le decía que podía conseguir bajar de 2:14, la mínima exigida por la Federación. Llegó a la meta, tiempo final 2:15:51, el sueño olímpico, al menos por este año, se había esfumado. Hay que decir que Miguel corrió muy bien, que fue valiente, que prefirió reservar unos kilómetros, pero el aire, el fuerte viento que sopló durante toda la prueba, y que le castigó durante diez mil metros, fue el que realmente hundió su objetivo.
El desánimo cundió en Gamonal cuando acabó la carrera, se sentía derrotado, se sentía asqueado, quemado, pensaba que todo lo peleado no había servido para nada, que las horas que había echado durante estos largos meses, habían sido en balde, pero no, le dije que no, que nadie puede reprocharle nada, que ha sabido sobreponerse a sus problemas, que no han sido pocos, aunque muchos los ignoren, y que, qué ostia, había mejorado su marca, en maratón, en una prueba que no permitía demasiadas alegrías por la climatología reinante, por lo que la lectura debe ser totalmente positiva.
Todos los que conocen y respetan a Miguel, saben, sabemos, que por trabajo, tesón, esfuerzo y calidad no ha sido, que lo ha dado todo, y cuando alguien se emplea a fondo, nada se puede echar en cara.
Para mí, ir a una prueba de estas características, vivirla desde el punto de vista de los atletas de élite, desde dentro, ha sido una gran experiencia, que nunca, jamás, se me olvidará, y de la que siempre estaré agradecido a mi amigo, el gran atleta moralo y español MIGUEL ANGEL GAMONAL.
Sé que esta vez no ha podido ser, pero estoy completamente seguro que Miguelín, como le llamamos los amigos, y yo me tengo por uno de ellos, representará a España en los próximos años en algún gran campeonato, ya sea Mundial, Europeo o, porque no, en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, y allí, ojalá, su hijo, que viene de camino, podrá ser testigo de aquello que su padre ha sido capaz de conseguir.
Muchos ánimos, Miguel, y, MUCHAS GRACIAS, por la ilusión que nos has hecho mantener todo este tiempo.
Muy bien explicado todo Juli, una pena lo de Miguelin pero estoy contigo lo conseguira
ResponderEliminarLa verdad es que nos ha tenido en vilo a todos. Sabe que hay muchísima gente pendiente de él, que le ha estado apoyando y le apoyará en cada zancada que dé en sus próximos objetivos. Esperemos que lo consiga.
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